NUESTRO FUNDADOR.
Miguel Fenollera Roca nace en Valencia el día 7 de junio de 1880 en el seno de una familia acomodada y profundamente cristiana. Se educa en el colegio de San José que dirige la Compañía de Jesús.
Terminados los estudios de Bachillerato ingresa en el Seminario de Valencia. A los veintidós años concluye los estudios obligatorios para el sacerdocio y continúa los estudios de Doctorado en Sagrada Teología y en Derecho Canónico. Es ordenado sacerdote el día 19 de diciembre de 1903 y celebra su primera misa el día 27 de diciembre de ese mismo año en la capilla de las Madres Reparadoras de Valencia.
A lo largo de su vida Miguel Fenollera lleva a cabo una intensa actividad al servicio de la sociedad y de la Iglesia, configurada desde tres vocaciones decisivas e interrelacionadas: SACERDOTE, FUNDADOR Y PEDAGOGO.
Muere repentinamente en Valencia el día 3 de mayo de 1941. Sus restos descansan en la iglesia del colegio.
Sacerdote
Como sacerdote Miguel Fenollera sirve a la diócesis de Valencia, ejerciendo cargos de gran responsabilidad y participando en la acción social católica del movimiento obrero español de principios del siglo XX en el que la Iglesia desarrolla una importante actividad de promoción de las clases populares.
Este compromiso social le llega a través del contacto y amistad con el jesuita Padre Antonio Vicent, iniciador del movimiento católico social en España y creador de los círculos obreros católicos de Valencia y otras iniciativas de acción social en las que colabora Miguel Fenollera.
A través del Padre Vicent conoce a D. Andrés Manjón y sus Escuelas del Ave María de Granada que impresionan a Miguel Fenollera, según sus palabras, “con la fuerza del ejemplo”.
Con motivo del curso de sociología impartido por el Padre Vicent en 1906 a sacerdotes representantes de las diócesis de España, Miguel Fenollera es designado para viajar a Roma con el objetivo de informar al cardenal español Merry del Val, Secretario de Estado del Vaticano, y al Papa, S. Pío X, sobre los resultados y conclusiones de dicho curso.
Las entrevistas mantenidas con Merry del Val y Pío X determinan una / orientación de su vida sacerdotal.
Fundador
Miguel Fenollera narra los hechos sucedidos en Roma en julio de 1906, los cuales deciden su segunda vocación: fundador de un Instituto religioso.
Escribe textualmente:
«Gozaba el Cardenal Merry del Val hablando de España y adoctrinando a su joven interlocutor acerca de las realidades y de los peligros en las obras económico-sociales y al precisar que la convicción religiosa y no el beneficio económico fuese el nervio de las Obras católicas, dijo:«Aquí llegan noticias muy consoladoras de los trabajos por la educación cristiana del pueblo que realiza don Andrés Manjón… Si ese pensamiento educador del Ave María se uniera al espíritu de un Instituto Religioso, ¡cuánto podría aumentar su eficacia y garantizar su permanencia! Usted, que es joven y lo mira con cariño, ¿no podría intentarlo?
Al día siguiente, fiesta del Apóstol Santiago, tuve audiencia con Su Santidad Pío X, quien puso su mano sobre mi cabeza diciendo: “BENDIGO TUS INTENCIONES”.
Miguel Fenollera responde a la invitación del Cardenal y a la bendición del Papa con la fundación del Instituto de Religiosas Operarias del Divino Maestro –Avemarianas- cuyo fin específico es la educación de los más desfavorecidos desde el carisma de la “Educación en la dignidad humana y cristiana de la familia a través de la escuela”.
El nombre de Operarias hace referencia a la misión, ya que Cristo llama operarios a los designados a trabajar en el apostolado, y el de Avemarianas expresa la especial unión al misterio de la Encarnación, cuya espiritualidad inspira la tarea educativa y evangelizadora.
Como Fundador deja escritos importantes para las Avemarianas, a saber: “De la vida íntima de una Obra de Dios”,compendio de cartas escritas a las comunidades de Hermanas Avemarianas y “El Espejo Avemariano”, documento fundamental de la espiritualidad y carisma de las Institución.
El 11 de marzo de 1910 Miguel Fenollera abre su primera escuela de “El Ave María” en la barriada de Carolinas de Benimámet-Valencia. En septiembre de 1916 funda la escuela de “El Ave María” en Bilbao y en abril de 1928 la de Vallecas en Madrid, ambas en barrios obreros de las periferias de estas ciudades.
Miguel Fenollera no solo funda las escuelas. Las dota también de una sólida fundamentación pedagógica, fruto de su tercera vocación: la pedagogía.
Pedagogo
Miguel Fenollera integra en su pedagogía el pensamiento educador del El Ave María de Manjón y lo enriquece con su propia intuición pedagógica y los viajes de “exploración pedagógica” que realiza por diversas ciudades de Europa.
La pedagogía avemariana de Fenollera destaca la dignidad como el elemento más esencial de la persona. Dignidad que nace del reconocimiento de ser criaturas de Dios por la Creación e hijos de Dios por la Encarnación de Jesús.
Para Fenollera los principios de la Pedagogía de la Dignidad son:
“La educación debe hacer florecer el hombre nuevo que no es otro que el hombre digno: digno ante sí mismo, digno ante los demás, digno ante Dios”.
“Educar al hombre digno, regenerado por la gracia, sano de cuerpo y alma, cuya inteligencia aspira a la verdad absoluta, su voluntad al bien sumo y su sensibilidad al goce supremo”.
“La escuela, que prepara al alumno para ser hombre completo, debe conceder una atención preferente a la DIGNIDAD PERSONAL, poniéndola en la base de su labor educativa”.
“Presida la tarea educativa un ambiente de familia, de paz, alegría, sencillez, armonía, humildad, trabajo y esmero”
Gran estudioso de las corrientes educativas y pedagógicas más innovadoras de su tiempo, formula sus propios principios pedagógicos, identificando a “El Ave María” como una escuela activa y lúdica: “Aprender haciendo”, “Enseñar deleitando” y “Aprender jugando”.
Entre sus escritos pedagógicos destacan: “Hojitas Escolares,1ª serie. Experiencias sobre educación”. “Hojitas Escolares, 2ª serie. Experiencias escolares” “La intuición” “Avisos prácticos” “Al primer Congreso nacional de educación católica”.
Emprendedor incansable, diseña y aplica diferentes recursos didácticos y metodológicos novedosos para la época: mapa de España en relieve, rayuela de historia sagrada, gráficos, procedimientos de lectura, proyector de diapositivas y otros recursos intuitivos los cuales, junto a sus escritos y principios pedagógicos, le convierten en uno de los pioneros de la escuela renovada en España de principios del siglo XX.